“Charla Coloquio sobre el Sínodo de la Amazonía”
Continuando con el ciclo “El último martes, con los primeros”, este martes 29 de octubre de 2019, a las 20 horas, en la Parroquia Nuestra Madre del Dolor de Madrid se ha celebrado una Eucaristía, presidida por Mons. José Javier Travieso Martín, Obispo del Vicariato Apostólico de San José del Amazonas, y a continuación un Coloquio abierto sobre el Sínodo de la Amazonía celebrado en Roma y sobre la situación del Vicariato de San José del Amazonas.
El párroco presentó a Mons. José Javier Travieso, claretiano, licenciado en Pastoral Juvenil y destinado a Perú en 1988, siendo encargado de las misiones y de la Secretaría de Justicia, Paz e Integridad de la Creación en la Delegación Claretiana de Perú. El 7 de enero de 2009 fue nombrado por su Santidad, el Papa Benedicto XVI, como Obispo Auxiliar de la Archidiócesis de Trujillo, y en noviembre de 2014, Su Santidad el Papa Francisco I le nombra Vicario Apostólico de San José del Amazonas (Perú). Actualmente es presidente de la Comisión Episcopal de Cultura y Educación de la Conferencia Episcopal Peruana.
En la Eucaristía, concelebraron con el Obispo, el Sr. Vicario episcopal, D. José Luis Díaz Lorenzo, el Párroco, P. Javier López, los vicarios parroquiales, D. Félix Martínez y D. Cruz Goñi, el P. Angel García, religioso amigoniano de Curia Provincial y el sacerdote amigoniano nativo de Benín, D, Sanctus Morand. En la homilía, el obispo habló del Reino de Dios, de la semilla de vida que entra en nosotros y que hace posible que la vida de Dios sea nuestra, del Dios que se siembra en nosotros para hacernos crecer con él. El misionero tiene que llevar la vida de Dios a las personas indígenas, teniendo en cuenta su lengua, su cultura y sus costumbres, siendo consciente de que lo único importante es que Jesús siga en nuestras vidas.
Inició el Coloquio presentando la situación del Vicariato. Con imágenes, visualizamos la zona geográfica de 155.000 m2 y pusimos cara a los 60 agentes de pastoral con los que cuenta para atender a 180.000 personas en 16 puestos de misión: 14 sacerdotes, 6 franciscanos, 28 religiosas y 12 laicos. Fue contando diferentes anécdotas de muchas de estas personas y suyas, mostrando en todo momento la confianza en la providencia. Nos habló de la Parroquia Ntra. Sra. de la Asunción y del rio Napo, y nos entregó el CD “un nuevo día amanece y los campos reverdecen”, que recopila las canciones con ritmos y matices de la zona.
El Sínodo celebrado en Roma en un encuentro fraternal y orante de 21 días, en este octubre 2019, ha sido “una nueva experiencia de escucha para discernir la voz del Espíritu que conduce a la Iglesia a nuevos caminos de presencia, evangelización y diálogo intercultural en la Amazonía”. Ha tratado de responder a cinco conversiones: la conversión integral, la conversión pastoral, la conversión cultural, la conversión ecológica y la conversión sinodal. No hay nuevos caminos sin conversiones. La palabra conversión es una palabra de cambio muy fuerte porque se refiere a un “cambio personal” y ha añadido que “sin el cambio del corazón, no lo conseguiremos”. “El anuncio del Evangelio urge, pero que sea entendido, que sea asimilado, que sea comprendido por esas culturas”.
De la escucha de la Amazonía a la conversión integral. La voz y el canto de la Amazonía como mensaje de vida. “La escucha del clamor de la tierra y el grito de los pobres y de los pueblos de la Amazonía con los que caminamos nos llama a una verdadera conversión integral, con una vida simple y sobria, todo ello alimentado por una espiritualidad mística al estilo de San Francisco de Asís, ejemplo de conversión integral vivida con alegría y gozo cristiano”.
Se hacen necesarios nuevos caminos de conversión pastoral. Una Iglesia en salida misionera; samaritana, misericordiosa y solidaria; en diálogo ecuménico interreligioso y cultural; Iglesia misionera que sirve y acompaña a los pueblos misioneros; una Iglesia con rostro indígena, campesino y afrodescendiente; con rostro migrante y con rostro joven: que recorre nuevos caminos en la pastoral urbana; con una espiritualidad de la escucha y el anuncio.
Tenemos que pasar de una “pastoral de visita” a una “pastoral de permanencia”. Recibir la vida, trabajar por el medio ambiente, cuidar la casa común y, si es preciso, poner en marcha el ministerio para el medio ambiente, para así superar el pecado ecológico, pues atender el cuerpo es atender el alma.
Por Carlos Sagardoy Azagra