Eucaristía de Envío en la Parroquia Nuestra Madre del Dolor

El pasado domingo 23 de septiembre, a las 12:30, la Parroquia Nuestra Madre del Dolor celebró solemnemente la Misa del Envío, presidida por Monseñor Bartolomé Buigues, nuestro hermano y religioso amigoniano, obispo de Alajuela (Costa Rica), con el lema: “Felicidad se escribe con Fe, por lo que seguimos en con-tacto”.

La Eucaristía de Envío contó también con la presencia del P. Jesús María Etxetxikia, Superior Provincial. Concelebraron el Párroco, D. Elkin Palacios, los Vicarios parroquiales, D. Cruz Goñi y Félix Martínez, los otros presbíteros de la parroquia, los de las comunidades de Madrid, D. Miguel Vadillo y D. Angel García, y el P. Fidenciano González de la comunidad de Burgos.

 

Se dio comienzo al nuevo curso de catequesis y demás actividades con el rito de bendición y envío de los catequistas encargados de formar en la fe a los niños, jóvenes y adultos de nuestra comunidad parroquial. También estuvieron presentes los monitores de zagales, Juvam, pastoral de la salud, cooperadores amigonianos, pastoral de los colegios, grupo de matrimonios jóvenes y grupo de caritas. Todos los grupos parroquiales que llevarán a cabo la tarea de enseñar, junto al párroco y demás sacerdotes.

En la homilía, Monseñor Bartolomé nos habló de que, frente a la lógica del poder, que busca el reconocimiento, la fama, la riqueza, el ser servido, Jesús propone otra forma de primacía: hacerse el último y servidor de todos, en especial de los pobres y pequeños para este mundo, los sencillos. Los niños son el prototipo de eso, y más los que están en dificultad, los jóvenes en situación de riesgo. Con ellos nos hacemos sencillos y podemos acoger a Dios. Ese es nuestro carisma dentro de la Iglesia, el carisma amigoniano. Tomar conciencia de que, para acoger a Jesús, el más importante, tenemos que acoger a los que carecen de importancia, los niños. Acogiéndoles a ellos, acogemos al mismo Dios. El verdadero camino de seguimiento de Jesús, que conduce a la salvación y a la vida, es el camino de la pequeñez, del servicio y de la cruz.

El rito de bendición y envío constó de cuatro partes: dio comienzo con una exhortación del Sacerdote en nombre del Señor; siguió la confesión de fe de los catequistas, monitores y colaboradores que manifestaron su compromiso y disponibilidad; a continuación, el Obispo pronunció la bendición del Señor sobre ellos para que Jesús les ayude con su fuerza y los mantenga en su fidelidad; por último, besaron el libro del Evangelio que han de enseñar y testimoniar y recibieron una cruz franciscana, como símbolo de su compromiso con esta parroquia y esta familia religiosa inspirada por el Venerable Padre Luis Amigó, y en una estampa el lema de este nuevo curso.

En el ofertorio tuvo lugar la presentación de los símbolos: la palabra de Dios que va a ser guía, luz, camino, fuerza y alimento de nosotros los catequistas, monitores y colaboradores; la vela encendida para que seamos luz con el testimonio de vida cristiana, de caridad y unidad, como verdaderos discípulos de Cristo; la sal, que condimenta y da sabor a la catequesis y otras formas de evangelizar; las semillas que representan a la Palabra de Dios que debemos sembrar en el corazón de los niños, jóvenes y ancianos y enfermos; y el pan y el vino, que en la celebración de la Eucaristía se van a convertir cada Domingo en el Cuerpo y la Sangre del Señor.

 

Al finalizar la eucaristía el Sr. Obispo se dirigió a los padres, madres, familiares y la querida feligresía, para que recen por todos los catequistas, monitores y colaboradores, les ayuden en cuanto puedan a fin de que vuestros hijos y familiares se preparen lo mejor posible y conozcan a Jesús y su Evangelio. Y proclamó: “obedientes al mandato de Cristo y confiados en la gracia del Espíritu, id y anunciad el Evangelio a vuestros hermanos en nombre de la Iglesia”.

El templo parroquial estuvo lleno de fieles, unas 400 personas, y contó también con la presencia de las hermanas terciarias capuchinas, los profesores del Colegio Caldeiro y laicos amigonianos. Todos como una gran familia amigoniana, quienes participaron con fe, espíritu misionero y alegría en la celebración que fue animada por la Coral Nuestra Madre del Dolor, de la parroquia, dirigida por el P. Pedro Corella, y por el coro de niños.

 

Al término de la celebración, el obispo mantuvo un encuentro festivo con los fieles asistentes, compartiendo el vino español que se sirvió en los locales del patio interior del Colegio. También hubo lugar para las mutuas felicitaciones, los agradecimientos personales y de los grupos de la comunidad parroquial y las fotos de recuerdo. Hacia las 14:30 horas, en el comedor de la Comunidad, con la presencia del Sr. Obispo, los religiosos de la comunidad y algunos religiosos de las otras comunidades, participaron de un almuerzo fraterno.

Para ver el álbum de fotos de la Eucaristía de Envío, pinche aquí.

Carlos Sagardoy Azagra

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