III Encuentro de Consejos Pastorales de la Vicaria II
Los Consejos parroquiales de Pastoral de la Vicaría II se reunieron en la parroquia Nuestra Madre del Dolor el sábado 30 de marzo, de 11:00 a 13:30 horas, en Av. de los Toreros 45 de Madrid, y allí nos encontramos más de 200 personas. También los miembros del consejo pastoral: Elkin, Goñi, Félix, Carlos, Daniel, Fátima, Fernando, José Ramón, Luis, Maricarmen, Pilar y Sara, El encuentro comenzó con unas palabras de presentación y saludo de bienvenida del vicario episcopal, D. José Luis Díaz Lorenzo, y una oración.
Para la oración se nos leyó un texto de S. Agustín: “Siendo muchos, somos un único cuerpo, un único pan. En este pan se os encarece cómo debéis amar la unidad. Pues ¿acaso ese pan se ha elaborado de un único grano? ¿No eran muchos los granos de trigo? Pero antes de confluir en el único pan estaban separados. Llega, pues, el Espíritu Santo –al agua sigue el fuego- y os convertís en el único pan que es el cuerpo de Cristo. Y, por ello, en cierto modo, se significa la unidad”. Y solicitamos la compañía de María con el rezo del Avemaría a la Madre del Dolor.
Seguidamente, el vicario nos recordó los objetivos de estos encuentros para impulsar la vida sinodal y avanzar en las tareas de los consejos pastorales. El año 2017 tratamos de descubrir la importancia de los consejos parroquiales: deben servir para la formación permanente de los sacerdotes y la ayuda mutua, para compartir proyectos comunes y colaborar en una pastoral más inmediata y eficaz, y deben propiciar el encuentro, conocimiento y formación de los agentes de pastoral. El año 2018 vimos la importancia que tiene el perfil de un consejero: que sea una persona capaz de escuchar, dialogar, conocer la realidad de la parroquia y del barrio, de estar en comunión con la parroquia y la jerarquía, de poseer una madurez personal, de ser creativo, sensible y comprometido. Para este año 2019 nos vamos a fijar en el arciprestazgo: ¿qué es y qué significa el arciprestazgo? y ¿cómo mejorar en la práctica la comunicación, la unión y la relación entre las parroquias del arciprestazgo?
A continuación, el obispo D. José Cobo Cano nos hizo una reflexión a todos, sobre cómo preparamos a nuestras comunidades para el futuro eclesial. El futuro es un lugar para habitar. La parroquia de dentro de 10 años es la que nosotros estamos trabajando. Somos una iglesia en salida, de discípulos misioneros que “primerean, que se involucran, que acompañan, que fructifican y festejan”.
Pero tenemos que dar pasos en un cambio de época. Tenemos que evangelizar pasando de la parroquia rural a la cultura urbana, sabiendo que Dios está antes que nosotros, y tenemos que ayudar a la gente a descubrir y desvelar la presencia de Dios, del Dios de Jesucristo. Descubrir que hay más antropologías y que existen culturas diferentes. Que dentro de la ciudad existen otras ciudades. Y, manteniendo nuestra identidad, estamos llamados a entrar en diálogo con personas que piensan distinto. Tenemos un gran reto.
Ante el reto, necesitamos una evangelización que nos ayude a relacionarnos con Dios. Nuestra referencia es siempre la misión y, para ello, tenemos que dejar los intereses de grupo, pues Dios nos llama fuera de nosotros mismos y tenemos que descubrir dónde nos llama como parroquia. Además, tenemos que situarnos como discípulo y como parroquia en clave vocacional, con el correspondiente discernimiento, atendiendo las llamadas que tenemos y que nos van indicando el camino. Y otra clave es aprender de las periferias, que es el lugar donde Dios nos cita y donde podemos discernir. Teniendo como música de fondo el ejercicio de la misericordia, mirando a Jesús lavando los pies a sus discípulos y abajándose para que el otro recupere su dignidad.
Nuestras actitudes ante la voluntad de Dios precisan de una conversión pastoral, de una conversión de los pastores y agentes pastorales al Dios de Jesucristo, de querer estar todos centrados en Dios. Y una vez convertidos nosotros, acercar las tareas a Dios en una dimensión misionera. Cambiar la mentalidad y las tareas, y cambiar las estructuras y las formas de hacer. Y como no todos podemos hacer de todo, tenemos que ir tejiendo equipos de trabajo, equipos misioneros que dan respuesta, como iglesia, a las realidades misioneras que van surgiendo, en un territorio más grande que la parroquia, que es el arciprestazgo.
La territorialidad es la referencia, pero es algo más. La presencia es necesaria, pero necesitamos la especialización. La parroquia no puede tener especialistas para todo. Tras el acompañamiento inicial, hay que saber derivar a los especialistas, ya sea en los problemas de la soledad, los niños sin referencia, los hijos de padres separados, la vivienda, etc. Tenemos que habilitar espacios para que todas los problemas y necesidades misioneras que nos vayan saliendo puedan tener su respuesta adecuada.
Algunas pistas para saber cómo podemos construir el arciprestazgo y habitar este futuro: la actitud de conversión, disponiendo nuestro corazón como agentes de pastoral para afrontar el reto de construir y pilotar una transición de época; la confianza en Dios, acogiendo como Abrahán, entrando en diálogo y aceptando la promesa; la experiencia de Pascua, del resucitado, que nos cambia e indica la nueva dirección y la sinodalidad, el ejercicio del discernimiento comunitario, escuchando la voluntad de Dios para nuestras comunidades, y pensando y ejerciendo el ministerio recibido.
Para finalizar, el obispo nos dejó estas tres reflexiones. ¿Cómo salir de parroquia solitaria a parroquia en relación? ¿Qué actitudes tendríamos que desarrollar entre nosotros y los que vienen a la parroquia? ¿Qué acciones tenemos que realizar en las parroquias y el arciprestazgo? Conscientes de que Dios está trabajando en nuestras parroquias y nuestra Iglesia, y el Espíritu Santo nos guía y guía a la Iglesia y, además, se fía de nosotros.
A continuación, en grupos más reducidos, por arciprestazgos, se realizó una reflexión y posteriormente una puesta en común de las dos preguntas que tenemos para el encuentro: El portavoz de cada grupo presentó el lema elegido y unas conclusiones, que se pasarán posteriormente a todas las parroquias. Todos los asistentes ven importante organizar encuentros, realizar y asistir a jornadas de interés común, compartir información, acciones y actividades, y celebrar acontecimientos significativos. Siempre en comunión con el Obispo y la Iglesia diocesana. El encuentro finalizó con una oración común, para dar gracias a Dios por los frutos generados entre todos.
Carlos Sagardoy Azagra