“El último martes, con los primeros”.
La mesa redonda: “Las personas invisibles hoy”, con la participación de Ana Almarza (adoratriz y directora del Proyecto Esperanza), Inmaculada Soler (coordinado del hogar de acogida Villa Teresita), Iván Zaaro (trabajador social de la Asociación Imaginamas) y César Gómez (educador social de la Fundación Amigó), cierra por este curso el ciclo de conferencias “El último martes, con los primeros”, que se celebran en la Parroquia Nuestra Madre del Dolor, que tuvo lugar el día 30 de mayo, en el salón de actos del Colegio Fundación Caldeiro y a la que asistieron medio centenar de personas.
El P. Txetxi nos recordó que el hilo conductor de las conferencias de este año ha sido la centralidad de las personas y que en la mesa redonda vamos a escuchar las experiencias concretas que desarrollan a pie de calle los participantes en la misma.
Elvira Cordero, moderadora de la mesa, nos recordó que el próximo 30 de julo se celebra el Día mundial contra la trata de personas, la esclavitud del siglo XXI que atenta contra los derechos humanos, la vida y la libertad, y que mayor cantidad de dinero mueve en el mundo, junto con el tráfico de drogas y de armas.
Señaló que la trata con fines de explotación sexual supone el 77% y la esclavitud laboral el 21%, siendo las mujeres el 60% y los niños y niñas el 21%. En España se mueven cada día 5 millones de euros y la policía identificó el pasado año a 14.000 víctimas de explotación. Terminó con la presentación de los participantes en la mesa.
César Gómez, educador social de la Fundación Amigó, nos habló que trabaja en el ámbito de la prevención, asistencia e inclusión de adolescentes y jóvenes extranjeros, ex-tutelados, carentes de recursos económicos, con problemáticas de conflictos interculturales y amenazados por las deudas contraídas para poder llegar a España, siendo en realidad víctimas de trata.
Se les proporciona acogimiento residencial y acompañamiento educativo y social para la obtención del permiso de residencia y trabajo. Los jóvenes tienen que realizar prácticas en empresa para conseguir las ofertas de empleo que les faciliten el permiso de trabajo. Apoyamos su empoderamiento en el camino hacia su autonomía económica y madurez personal.
Iván Zaaro, trabajador social de la Asociación Imaginamas, que tiene como objeto principal trabajar en la salud, prevención, reducción del estigma y discriminación, inclusión social y laboral, en el colectivo de los hombres que ejercen la prostitución, por la situación de pobreza y violencia en su entorno, y que en ocasiones han entrado en el mundo de la droga.
Para su intervención, disponen de una unidad móvil, otra de trabajo social y un piso de acogida. Están en los lugares concretos donde se ejerce la prostitución, locales nocturnos, internet, la calle. Su contacto es horizontal, viendo a las personas. Cuentan con un servicio socio-sanitario. Las claves y el compromiso de su intervención son el respeto y el acompañamiento.
Inmaculada Soler, coordinadora del hogar de acogida Villa Teresita, que realizan un acercamiento y una atención integral a mujeres en situación de exclusión, prostitución y/o víctimas de explotación sexual, ya sea en la casa-hogar o en la calle. El impactante relato personal del itinerario seguido por una de ellas nos mostró la vulnerabilidad de prácticamente todos sus derechos y de sus sueños rotos.
El proceso de su recuperación se hace desde las propias chicas y a su ritmo. Hay que ayudarles a empoderarse y a recuperar sus derechos. Es muy importante establecer una relación de confianza. Reconocer su fortaleza y valentía, celebrar sus pequeños logros, que son la vida. Favorecer que puedan dar lo mejor que tienen y agradecer sus testimonios de esperanza en Dios y en las personas que les muestran cariño y les quieren.
Ana Almarza, adoratriz y directora del Proyecto Esperanza, programa de apoyo integral para mujeres víctima de la trata de seres humanos con fines de explotación principalmente en la prostitución, mantiene que lo importante y lo que vale es escucharles y por eso nos presenta el relato de una de ellas, aunque sin olvidar la necesidad que tienen de un acogimiento residencial y un acompañamiento socioeducativo.
Pero lo más importante es establecer vínculos y trabajar la confianza, viviendo y compartiendo la vida con ellas, generando ese clima. Favorecer que sean ellas las que vayan dando los pasos que quieren. No juzgar. No ir a ayudarles o salvarles, tan solo acompañarles y favorecer que den, si quieren, lo mejor que saben y son, su voz y su canto.
Los participantes coinciden en que es importante poner la persona en el centro, dar visibilidad a estas personas, establecer relaciones donde nos valoremos y respetemos en las diferencias, trabajar todo lo relacionado con la justicia, sensibilizarnos ante esta realidad, no utilizarnos ni comprarnos ni engañarnos, aportar económicamente a las entidades que trabajan a favor de estas personas, pedir por las personas que hacen daño y caminar hacia el encuentro.
Carlos Sagardoy Azagra