Misa de acción de gracias y de envío a la misión de áfrica de nuestro querido Padre Elkin
En la Parroquia Nuestra Madre del Dolor de la Archidiócesis de Madrid se celebró en la tarde del 18 de septiembre la Eucaristía de Acción de Gracias por los tres años de Ministerio Sacerdotal de nuestro querido párroco, el P. Elkin Jesús Palacios Landázuri, religioso amigoniano, enviado a la misión de Abidján, en Costa de Marfil, África, como superior y responsable de la formación de jóvenes en esa comunidad amigoniana.
La Eucaristía fue presidida por el P. Elkin, y concelebraron el vicario episcopal, D. José Luis Díaz Lorenzo, el nuevo párroco, D. Javier López Díaz, los vicarios parroquiales, P. Félix Martínez y P. Cruz Goñi, el P. Pedro Corella y los otros presbíteros de las comunidades amigonianas de Madrid y Roma, M. Vadillo, C. Rodríguez, A. García y J.L. Castillejo, y los de las parroquias del Arciprestazgo: D. Francisco Cañestro (San Bonifacio), D. Juan Carlos Martín (San Juan Evangelista) y D. Francisco Javier Díaz (Virgen de la Providencia y San Cayetano). Además de los feligreses, estuvieron presentes todos los religiosos de la comunidad de Caldeiro, algunas religiosas de las Hermanas Terciarias Capuchinas, la dirección y profesores del Colegio Fundación Caldeiro y un grupo de laicos pertenecientes a la familia amigoniana.
Tras la procesión y canto de entrada, acompañado por el coro juvenil de la parroquia, se inició la celebración con el saludo del presidente y la monición de entrada preparada al efecto: “La comunidad parroquial de Ntra. Madre del Dolor y el colegio Caldeiro nos reunimos hoy, como pueblo creyente, que celebra la fe, para dar gracias a Dios por la vida y el ministerio sacerdotal del Padre Elkin, quien durante tres años ha animado nuestra comunidad como Párroco. Un tiempo que a todos nos parece poco, pero que ha sido suficiente para que su aroma de entrega, su color y servicio, hayan empapado la parroquia y el colegio”.
En la homilía el P. Elkin hizo mención al texto del evangelio del día, la oración de Jesús de la última cena: “Padre Santo, guarda tú mismo a los que me has confiado”. “Mientras estaba con ellos, yo los guardaba en tu nombre”. “No te ruego que los saques del mundo, sino que los guardes del mal”. Jesús pidió la guarda para nosotros y sabemos que estamos guardados, con las manos que protegen, que acarician la cara, que defienden el tesoro que hay en cada uno. Estamos guardados, estamos protegidos y estamos en esa protección: tierna, fuerte, la del Padre, pues Jesús nos confió a Él.
En su acción de gracias, con palabras vivas, luminosas y verdaderas, el P. Elkin, tras pedir perdón por si alguna vez no fue Buen Pastor y testigo de Cristo, quiso agradecer otras guardas, por otras manos, muchas, que nos han guardado y nos guardan. Mujeres y hombres, a quienes sinceramente podríamos decir: “me siento guardado en tus manos, en tus pensamientos, en tu corazón”. Toda Eucaristía es una acción de gracias, dijo, y no les niego que lo que hoy hay más en mi corazón son ganas de dar a todos inmensas e interminables acciones de gracias. Muchas GRACIAS a:
- Jesús, que me llamó por mi nombre, por el que me gasté y desgasté y nunca me arrepentiré de ello.
- María, mi madre, nuestra tierna madre, porque llenó de su presencia estos años de trabajo pastoral.
- Mis hermanos y amigos del cielo y hoy, en su fiesta especial, a los Beatos Mártires Amigonianos.
- Mi querida familia, que entendió que tenían a un elegido del Señor y se lo ofrecieron con el corazón.
- Mis hermanos Terciarios Capuchinos, que me quisieron y me acompañan desde diferentes lugares.
- La comunidad parroquial Madre del Dolor, donde me enseñaron a ser un sacerdote fiel y entregado.
- Los miembros del Consejo Parroquial, con quienes trabajé en estos años y de quienes tanto aprendí.
- Todos los grupos de la parroquia, que aquí vivieron especialmente su fe y su encuentro con Cristo.
- El Colegio Fundación Caldeiro, que estuvo muy cerca de la parroquia, apoyándonos en todo momento.
- Dios, por tantos dones recibidos a través de esta comunidad parroquial de Nuestra Madre del Dolor.
- La Iglesia de Madrid, por estos años de fructífera cooperación y de aprendizaje en la vida diocesana.
Finalmente, pidió una oración por la comunidad de Abidján, Costa de Marfil y por la Iglesia de África. Y oración especial por el padre Javier, que asume su tarea como párroco de Nuestra Madre del Dolor. No se olviden, dijo el P. Elkin, “que no hay forma más segura de ser feliz que seguir a este Pastor del corazón y, desde Él, caminar siempre unidos entre nosotros, gracias a la FE”.
Terminó dando las Gracias a todos aquellos que han hecho posible este extraordinario viaje, pues es la obediencia la que nos envía a servir y lo hacemos con alegría, como ya lo decía nuestro padre San francisco: “nada pedir, pero tampoco nada rehusar”. Igualmente, dar las Gracias por este caminar juntos. Y recuerden: “sonreir siempre y tener mucha paz, que ahí va a estar presente Jesús. Desearía poder partir el pan de la Esperanza que habita en mi corazón en cualquier parte a la que el Señor me lleve. Es así como todos somos misioneros”.
Ha sido un acontecimiento de singular importancia para la comunidad parroquial, con momentos de gran emotividad, que pudimos compartir, donde se ha hecho manifiesta la gratitud de los presbíteros, la de todos los fieles laicos, como la de una gran familia amigoniana.
Tras la celebración, un pequeño ágape fraterno, vino español, en amena charla informal, permitió las felicitaciones y los agradecimientos personales y de los grupos de la comunidad parroquial de Ntra. Madre del Dolor de Caldeiro.
Carlos Sagardoy Azagra